Agente 000

Intentar realizar un análisis o una crónica del partido se torna imposible, por una cuestión filosófica, ontológica. ¿Se puede describir el no-ente? La mayoría de los filósofos creen que no, pero nosotros intentaremos hacerlo en este blog, porque nos gustan los desafíos y porque ya hemos hecho milagros.

Un partido horrible fue el que se jugó en la mañana de un hermoso domingo soleado, aunque alguna nube tapando el sol hubiera estado más piola. Era el choque que todos esperaban, en la fecha inicial del Hexagonal final que dará dos ascensos a la máxima categoría del Torneo de ExAlumnos, sin contar la A. En la cancha 3 (cuánto te extrañábamos, gloriosa cancha en la que seguimos invictos en el año), se enfrentaban Vasco Viejo y La Gata Gallarda, dos equipos que habían ganado sus respectivos grupos en la fase anterior. Ojo que los vejetes de camiseta amarilla venían invictos y mostraban un juego áspero aunque poco lúcido, en un calco de lo que nos espera dentro de unos años. Era un partido difícil, ante un rival complicado, difícil de vulnerar. Pero la Picodú presentó lo suyo: con la misma propuesta de siempre, sin arriesgar demasiado y manteniendo el orden en todas las líneas. Faltó, claro, la inspiración ofensiva para hacer el gol del triunfo.

No hubo chances claras en todo el encuentro. El nivel de juego fue espantoso y terminó siendo un horror a la vista. Un 0-0 cuyas únicas emociones fueron algunas palabritas de más (sí que les gustaba hablar a los muchachos de la doble V) y algún que otro encontronazo que calentó el segundo tiempo. Para colmo, el árbitro se olvidó las tarjetas, lo cual derivó en una discusión sobre el Derecho y la Legalidad luego del partido.

Ahora hay que ganar, Gata.