Volvieron las cabezas gachas a La Chechona. Yo no para autofelación precisamente. Es que el equipo of the people volvió a conocer el amargo sabor de la derrota: fue 0-2 ante La Pésima. Así La Chechó sigue sin poder darle un rumbo a su mala campaña en el torneo: sumó su cuarta caída en 7 partidos jugados, con tan sólo 6 goles convertidos. Pobreza total. Pero bue, al menos estamos mejor que Argentina y Brasil, dos grandes del fútbol mundial. Es un consuelo.
Era un día soleado, a la tarde, perfecto para darle ruedo a la bocha y ejercitar los músculos. Nada podía malir sal, con excepción de dos bajas sensibles: Ariel -lesión en la rodilla- y Chala, engripado (eso en el PC Fútbol era 1 semana, y si tenías Fisioseguro se te iba inmediatamente). Por suerte volvió a las canchas nuestro ídolo, Julián, aunque empezó en el banco como castigo a sus partuzas. Y el inolvidable Javier vino a darnos una mano (lástima que no nos dio las dos.... Naaah, mentira! Javier atajó correctamente, sin errores, en las pocas que debió intervenir en el partido. Bueno, y acá se termina el paréntesis porque esto ya no da para más).
El extraño gol que abrió el partido fue un golpe difícil de asimilar. Centro frontal , confusión total, missing scene y la terminaron metiendo de rebote, sin querer queriendo. La Chechona tuvo que afrontar el desafío de ir a buscar el partido frente a un rival que se sentía cómodo aguantando y esperando. Con la ventaja, La Pésima se dedicó a jugar de contragolpe, apoyándose en una defensa rústica y sin ningún tipo de cuestionamientos éticos para mandar la pelota a la mierda cuando ésta visitara su propio campo. Fueron como muchos penales pateados por Elano. De contra -y por un error defensivo- llegó el 2-0: quedaron mano a mano y nos la mandaron a guardar. Ahora sí que se hacía complicadísimo.
En el segundo tiempo La Chechona tuvo la pelota y la iniciativa, pero nunca supo como quebrar la defensa rival. No tuvo fútbol para tocar ni fuerza para empatarlo de prepo. Si bien generó algunas chances, no tuvo muchas claras. El partido se terminó jugando en el campo de La Pésima pero el descuento no llegó. Seguía pasando el tiempo y el gol parecía imposible. Fue derrota, subsanada en parte con una dosis de bondiola cagándonos de frío.
Era un día soleado, a la tarde, perfecto para darle ruedo a la bocha y ejercitar los músculos. Nada podía malir sal, con excepción de dos bajas sensibles: Ariel -lesión en la rodilla- y Chala, engripado (eso en el PC Fútbol era 1 semana, y si tenías Fisioseguro se te iba inmediatamente). Por suerte volvió a las canchas nuestro ídolo, Julián, aunque empezó en el banco como castigo a sus partuzas. Y el inolvidable Javier vino a darnos una mano (lástima que no nos dio las dos.... Naaah, mentira! Javier atajó correctamente, sin errores, en las pocas que debió intervenir en el partido. Bueno, y acá se termina el paréntesis porque esto ya no da para más).
El extraño gol que abrió el partido fue un golpe difícil de asimilar. Centro frontal , confusión total, missing scene y la terminaron metiendo de rebote, sin querer queriendo. La Chechona tuvo que afrontar el desafío de ir a buscar el partido frente a un rival que se sentía cómodo aguantando y esperando. Con la ventaja, La Pésima se dedicó a jugar de contragolpe, apoyándose en una defensa rústica y sin ningún tipo de cuestionamientos éticos para mandar la pelota a la mierda cuando ésta visitara su propio campo. Fueron como muchos penales pateados por Elano. De contra -y por un error defensivo- llegó el 2-0: quedaron mano a mano y nos la mandaron a guardar. Ahora sí que se hacía complicadísimo.
En el segundo tiempo La Chechona tuvo la pelota y la iniciativa, pero nunca supo como quebrar la defensa rival. No tuvo fútbol para tocar ni fuerza para empatarlo de prepo. Si bien generó algunas chances, no tuvo muchas claras. El partido se terminó jugando en el campo de La Pésima pero el descuento no llegó. Seguía pasando el tiempo y el gol parecía imposible. Fue derrota, subsanada en parte con una dosis de bondiola cagándonos de frío.